RENUNCIAS, ADHESIONES Y LA IGLESIA - pulidomiguel
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RENUNCIAS, ADHESIONES Y LA IGLESIA

No me esperaba el video. Cuando vi a la doctora Vivianne Morales frente a la cámara con un tono tan solemne, le puse sonido. Explicaba con detalle las razones de su renuncia a la candidatura presidencial. Ahora que no está en carrera puedo confesar que, aunque no me había decidido por completo, era con quien tenía más afinidad de pensamiento.

En medio de un maremoto político como el que vivimos, de un montón inaudito de propuestas, de promesas mesiánicas, de polarizaciones hostiles, ver a alguien que profesara un trasfondo cristiano me hacía cierta ilusión. La había escuchado en varias ocasiones y me parecía una mujer sumamente preparada en el ámbito político. Ya tenía la experiencia que se requiere para andar en el oscuro, cruel y adverso mundo de la política pública.

Tan rápido como el cambio de un día, mi desilusión se tornó en sorpresa cuando publicó que tendría un desayuno con Iván Duque para hablar de una posible adhesión a su campaña, la cual efectivamente se dio.

Dependiendo del lugar donde nos encontremos dentro del espectro político diremos que esta decisión es buena o mala. Los cristianos a favor de Duque sostienen que era lo mejor que podía hacer, que ella es la demostración de una campaña que va a recuperar los valores de una sociedad encaminada hacia su propia destrucción; quienes están en contra de Duque ahora resaltan la incoherencia de adherir a un partido al que ella misma investigó con tanto ahínco siendo Fiscal General. La evaluación positiva o negativa de ciertos hechos depende de nuestras preferencias personales.

No creo que sea ni necesario ni importante dar mi posición frente a esta situación, pero deseo expresar una preocupación por la Iglesia: la política revela la fragilidad de nuestra unidad como Cuerpo de Cristo; la decisión de una persona o la declaración de un candidato o la preferencia de un pensamiento político tiene la capacidad de crear división dentro de la Iglesia. ¡Qué tragedia! Conozco personas dentro de comunidades de fe que no se hablan porque tienen posiciones políticas diferentes. ¿Desde cuándo lo que pase en unas urnas es más importante que lo que ocurrió en la cruz?

Podemos pensar diferente en estos asuntos; de hecho, hacerlo es sano porque la verdadera unidad sólo se logra en la diversidad. Pero lo que esta dinámica política ha desnudado es la idolatría de nuestro corazón como seguidores de Cristo, porque seguimos encontrando más motivos para separarnos que el amor necesario para unirnos. Y si nos seguimos moviendo al vaivén de las olas políticas, terminaremos mareados, resentidos, agotados y heridos, perdiendo así nuestra vocación primordial por nuestra posición política.

La política es dinámica, la esencia de la iglesia no.

Si nuestro amor y respeto por otros depende de su intención de voto, no es amor ni respeto. ¿Qué mérito hay en amar únicamente a los que piensan igual a nosotros? El próximo presidente tendrá aciertos y errores, decisiones con las que estaremos de acuerdo y otras que criticaremos, pero de ninguna manera pensemos que nuestro destino y vocación como Iglesia la define quién se siente en el escritorio de la Casa de Nariño durante los próximos años. El puesto de Mesías ya está ocupado. Un hombre es sólo un hombre, no Dios.

Así que, Iglesia, por favor…

No permitas que las urnas distorsionen tu amor.

Resístete a sacrificar tu propósito en el altar de la política.

Recuerda que es más poderoso estar a los pies del Rey de reyes que estar sentado en la mesa del próximo presidente.

No confundas nunca lo temporal con lo eterno.

 

©MiguelPulido

1Comment
  • william Donado
    Posted at 08:33h, 14 mayo Responder

    Muy interesante, , claro y realista.

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