
28 Jul TEOLOGÍA MORTAL
Conocí la nota de El Tiempo[1] porque una amiga la compartió en las redes sociales. Di click para saber de qué se trataba y, efectivamente, era lo que temía: una mujer había decidido no vacunarse contra el COVID porque el pastor decía que eso era del diablo y, en consecuencia, recibirla era una muestra de no confiar en el poder de Dios.
La mujer se contagió.
Y murió.
Seguramente un caso de estas características puede levantar un sinfín de reflexiones, repudios, observaciones, entre otras. En mi caso, me sentí abrumado. ¿Cómo es posible que por las palabras de una persona otra termine muriendo? Peor aún, que se asfalten esos corredores de muerte con terminologías que suenan espirituales, profundas y ponen en tela de juicio la fidelidad de una persona a Dios mismo. Me aterra lo fácil que alguien puede ser manipulado cuando el interlocutor usa la palabra “Dios” (o relacionadas) en su discurso.
Existen demasiados factores que convergen en estos asquerosos cocteles que con tanta frecuencia se dispensan en las estructuras religiosas: comunicadores hábiles que maquillan su ignorancia tras su elocuencia o, en el otro extremo, usan sus conocimientos para aplastar a los que piensen distinto a ellos o, quizás, personas sinceramente equivocadas pero dogmáticas que llevan consigo a otros a estrellarse contra una pared. Además, vivimos en un medio donde el exceso de información nos ha lanzado a nuevas formas de analfabetismo mental: consideramos que algo es cierto porque es viral o que es verídico porque lo compartió una tía en una cadena de Whatsapp.
Y si a eso le sumamos el lenguaje religioso, la cosa se pone aún peor. Como tenemos la repugnante manía de creernos dueños del destino eterno de la gente y nos encanta ser los jueces morales de la humanidad, nos cuesta relativizar declaraciones con “yo lo entiendo de esta manera” o “mi acercamiento a este punto es…” o “probablemente lo que esto significa es…”, y por el contrario se nos hace agua la boca con frases taxativas del tipo: “no lo digo yo, lo dice Dios” o “es clarísimo que…” o “así es y punto”.
No, no digo que todo es relativo.
Pero nuestro conocimiento sí lo es.
Somos limitados, falibles, estamos en proceso, seguimos en el camino. Es casi seguro que, si miras hacia atrás, hoy en día hay muchas realidades que no piensas de la misma manera que lo hacías en ese entonces. Nos pasa a nivel personal y comunitario. Hoy nos reímos de cosas que hace unas décadas nos parecían lo más serio; pero seguramente también nos arrepentimos de errores que cometimos por la forma como pensábamos en ese momento.
La humildad no puede ser una alternativa para aquellos que nos aventuramos a hablar del Todopoderoso, del misterio insondable, del Eterno Dios y, como si fuera poco, podemos afectar literalmente la vida de las personas para bien o para mal por algo que sostenemos. Necesitamos recordar que somos aprendices en proceso, no dueños de la gente ni mucho menos de Dios.
Existen muchas escenas en el Antiguo Testamento en las que se relatan los llamados a los profetas de antaño. ¿Su reacción? No era sentirse poderosos, mejores que los demás, no buscaban aprovechar la oportunidad para validar su frágil identidad; al contrario, varios de ellos ante la consciencia del hecho decían que necesitaban misericordia divina, otros rehuían un poco del hecho. ¿Cómo olvidar la cantidad de peros que le puso Moisés a Dios cuando lo mandó a hablar a Israel?
Pero ahora es diferente.
¡Nos seduce la sensación de poder!
Ojalá existiera una vacuna contra eso…
Y también para la idiotez.
©MiguelPulido
[1] https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/iglesias-en-colombia-que-promueven-antivacunas-para-el-covid-19-605756
John Mendez
Posted at 08:25h, 29 julioTremenda reflexión. «Somos limitados, falibles, estamos en proceso, seguimos en el camino.» Si entendiéramos esta frase, seguramente no dañaremos a las personas que piensan diferente a nosotros. Y no sería tan difícil poner en práctica el mandamiento, amar al prójimo como a mismo.
Gracias Miguel por ser oportuno en temas como este.
Alfredo Berroteran
Posted at 09:05h, 08 agostoCoincido totalmente contigo Bro, estoy en un punto donde decidí seguir a Cristo dejando la idolatría cristiana haciendo iglesia en mi propio hogar, con mi familia.
Resido en Ecuador y muchos hermanos de mi antigua comunidad de fe, estaban con el temor de «La Marca de la Bestia», es tiempo de orar por estas personas y avanzar con la frescura de un Cristo vivo. Te bendecimos