DESILUSIÓN, ILUSIÓN, DESILUSIÓN
El tiempo reglamentario estaba cumplido. Siendo completamente honesto, estaba haciendo fuerza más con el corazón que con la lógica. La desilusión era obvia: estábamos a puertas de quedar eliminados del Mundial en un partido que hubiéramos podido ganar. Inglaterra no nos pasó por encima. Así que cuando el balón voló hacia la cabeza de Yerry Mina y salió disparado a estallar contra el piso para meterse en el arco adversario, la ilusión despertó impetuosa nuevamente en el alma de cualquier hincha. Le empatamos a Inglaterra. Jugamos el tiempo suplementario. Después vinieron...