
08 Nov EL CRISTIANISMO HAKUNA MATATA
La expresión Hakuna Matata proviene del suajili “no hay problema”. La popularizaron los reconocidos personajes Timón y Pumba de El Rey León. Este concepto llega a la vida de Simba cuando está huyendo de su manada, de su destino y de sí mismo, porque su padre, Mufasa, había muerto al tratar de rescatarlo y él siente una culpa que lo carcome agónicamente. En su exilio voluntario termina en un lugar donde conoce a este par de amigos a quienes les encantan los bichos, la vida sin complicaciones ni reglas y andar por el mundo con la filosofía Hakuna Matata.
Sin afanes.
Sin demandas.
Sin compromisos.
No hay problema.
Creo que las películas infantiles moldean nuestra cosmovisión y contienen una filosofía más profunda de lo que uno podría pensar en primera instancia. No soy de los que ven una conspiración detrás de cada cosa que hace Disney o Pixar, pero sí considero que estas narrativas transmiten una forma de ver el mundo. El problema que veo en esto de Hakuna Matata como visión de vida es la razón por la cual se llega a ella.
Simba estaba tratando de fugarse del alcance corrosivo de la culpa. Como un cachorro de león, no tenía los elementos ni los recursos para lidiar con un suceso tan trágico y traumático como la muerte de su padre. Así que, en un sentido, su encuentro con Timón y Pumba le salvó la vida. Le dio una nueva ruta para recorrer.
Sin embargo, no puedes huir de ti mismo.
Es posible ser libre por fuera, pero esclavo por dentro.
Cuando la filosofía de “no hay problema” es simplemente una excusa para no hablar de los temas difíciles o simplemente un mecanismo para pretender enterrar el pasado, el problema siempre seguirá estando ahí. Lo que no se sana, se gangrena. Ignorar un dolor no lo cura. Así que hay un Hakunata Matata que no atraviesa el sufrimiento, no lidia con la oscuridad, sino que simplemente mira en otra dirección.
Podemos usar muchos mecanismos para tratar de implantar esta perspectiva en nuestra forma de asumir la vida. Hay gente cuyas relaciones cambian tan pronto como trascienden la superficialidad, otros suponen que la alegría está a una compra de distancia, algunos más se anestesian con una agenda tan ocupada que no deja tiempo para pensar y muchos otros que conozco usan su activismo cristiano como una especie de sustituto emocional para no enfrentar las miserias de su historia.
Si les preguntamos cómo están, dirían: “todo bien”.
Hakuna Matata.
Sin embargo, Simba, en este proceso, se había abstraído de la realidad que lo requería con urgencia. Su manada precisaba que profanara la indiferencia a la que lo había llevado su momento de dolor. Para decir “no hay problema” con certeza y convicción, le faltaba cerrar el capítulo, el cual incluía regresar a su lugar de sufrimiento desde una plataforma diferente: ya no como el cachorro temeroso cargado de culpa falsa, sino como el heredero genuino del trono que había dejado su padre. Su acción era necesaria para restaurar el ciclo de la vida que había sido ruinmente alterado por un gobierno ilegítimo.
Para decir que “no hay problema”, hay que enfrentar los problemas.
No existe ninguna experiencia capaz de exiliarnos del amor de Dios. No hay ninguna escena que la Gracia no pueda visitar. Pero necesitamos aceptar que hay dolores vigentes a pesar de que ocurrieron hace mucho. Las leyes del tiempo no se aplican al alma herida. Hay sufrimientos que secuestraron la atención de nuestro corazón.
El Evangelio no propone una anestesia de nuestra historia.
Promete una restauración de ella.
©MiguelPulido
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