MI RECOMENDACIÓN PARA LAS ELECCIONES - pulidomiguel
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MI RECOMENDACIÓN PARA LAS ELECCIONES

Cada cuatro años llega este momento. Antes de pararnos frente a las urnas a escoger quienes van a dirigir nuestro país, experimentamos la vertiginosa campaña política. Los medios de comunicación tradicionales ya no son el fuerte, las redes sociales han pasado eje central del enfoque de quienes aspiran a cualquier cargo público.

Y, con frecuencia, es gratis.

Porque quienes más discuten al respecto son sus seguidores.

Se invierte una gran cantidad de energía y tiempo para defender a un candidato, mostrar sus bondades, desmentir rumores y tratar de persuadir a los demás al respecto (aunque no conozco a la primera persona que haya cambiado su punto de vista político por algo que vio en redes). Los estados de muchos están dedicados a discutir de política. Uso la palabra “discusión” intencionalmente: aunque cada quien puede poner en sus redes lo que quiera (argumento que se usa con frecuencia), también cualquiera puede responder lo que se le ocurra.

Cuando se trata de política, la temperatura sube fácilmente. Nos identificamos tanto con algunas perspectivas o problemáticas que personalizamos nuestros puntos de vista, de tal manera que tomamos una opinión distinta como un ataque a nuestra identidad. Adicionalmente, se introducen en la discusión terminologías altamente incendiarias, palabras que por su simple uso desvían la discusión hacia el terreno la agresión. Denigramos al otro con etiquetas como “mamerto”, “guerrillero”, “paraco”, “retrógrado”, “castrochavista”, según el espectro político que defendamos.

Somos extremadamente creativos para ofender.

Y como la discusión se pone en un nivel personal, ya no procuramos hablar de ideas sino sencillamente defender o hundir a un candidato. Entonces sacamos a la luz las fotografías de antaño con leyendas sugestivas o compartimos una caricatura sarcástica que se burla del otro bando o resaltamos las miserias de los otros, pensando que esa es una forma de destacar nuestra bondad cuando en realidad en un reflejo de impotencia. La ofensa se convierte en el pan cotidiano. Incluso cuando compartes una imagen positiva a favor de algún candidato o de sus propuestas, rápidamente en las respuestas encontrarás alguien sediento por la atención que atrae la controversia. Algunos pelean para sentirse validados.

¿Es posible salir de este círculo vicioso? Vemos con total normalidad votar por esta o aquella persona por su afiliación política, aun cuando ni siquiera hemos leído ni estudiado seriamente sus propuestas, mucho menos la de los contrarios. Dejamos las ideas al margen de la discusión, porque le damos más poder a la ofensa que al argumento, a los rumores que a las ideas, a la denigración que a la construcción.

Las elecciones van a pasar, y aquí seguiremos.

Nadie es la solución para todos los problemas del país. No importa su trasfondo político, su creencia religiosa o su elocuencia carismática. Poner nuestra esperanza en alguien más siempre nos llevará a desentendernos del compromiso que cada quien tiene en la construcción de un mañana mejor. Es muy fácil hablar de que esta o aquella persona va a acabar con la violencia usando términos violentos. Eso es hipocresía. Permanecemos en una cultura de adolescencia perpetua que empeña la responsabilidad de un futuro distinto en los hombros de otros…y si llega al poder alguien con quien no estamos de acuerdo, pues no es nuestra culpa; y si llega al poder por quien votamos, entonces somos incapaces de ser críticos con lo que tenemos que serlo.

Quizás sea esta una oportunidad para elegir la madurez.

Así pensemos distinto, ¡pensemos!

Aprendamos a ver la riqueza de las diferencias.

Construimos un país diferente cuando respetamos al ser humano que está al otro lado del espectro político.

Esa es mi recomendación para las elecciones.

©MiguelPulido

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