PERDÓN, DOCTOR HAWKING
Lejos está de mí pensar que soy siquiera un principiante en comprender las teorías de Stephen Hawking, uno de los físicos teóricos más brillantes de nuestra era. He leído algo de sus trabajos, pero mis observaciones al respecto son desde una perspectiva filosófica y teológica. Incluso hace unos años hice una publicación sobre el desacuerdo que tenía con una de sus afirmaciones acerca de la existencia de Dios, ya que lo consideraba una suposición que trasciende los límites de la observación científica[1]. No tengo nada más. No soy...