cristianismo, Iglesia / 14.03.2017
PRECIOSA PERSECUCIÓN
Seguir a Jesús fue una decisión riesgosa. Profesar que este nazareno era el Mesías implicaba cárcel, persecución y, eventualmente, muerte. Política y religiosamente el cristianismo era una amenaza por destruir. En incesante pugna, Pedro y los apóstoles fueron capturados por el Consejo, que estaba constituido por personas de alta influencia social, política y religiosa en aquella región. Como si fueran pillos, los encarcelaron y lastimaron físicamente. La persecución nació a la par del cristianismo. ¿Qué más esperaríamos, si a quien seguían lo crucificaron? No es de extrañar que el término...