CORONAVIRUS Y EL FIN DE LA HUMANIDAD
Fui al supermercado a comprar algunas cosas que hacían falta en casa. Algo en el ambiente era inusual. El parqueadero estaba completamente lleno, a pesar de ser mitad de la mañana de un día entre semana. La sorpresa siguió cuando entré y vi las interminables filas de gente frente a cada una de las cajas. Al menos había 20 carros de mercado en cada una de las 25 cajas, todas habilitadas. En el recorrido de compras noté muchos anaqueles vacíos y a los funcionarios aturdidos porque no daban abasto...