
09 Ago Y DIOS DIJO «NO»
He visto milagros: algunos han ocurrido con personas que no han orado, otros le han pasado a quienes perseveraron en oración y vieron su anhelo cumplido. Pero también he visto no-milagros: personas con agonías profundas, corazones sinceros y devociones virtuosas que no vieron el fruto esperado.
Oraciones contestadas con un “no”.
¿Quién quiere atravesar una tragedia, un dolor, una enfermedad o la muerte? Nuestras oraciones son el reflejo de un corazón vulnerable que no pretende enfrentar el sufrimiento, esperando que Dios se compadezca de nuestra evidente necesidad. En nuestra construcción mental de cómo funciona el Todopoderoso tenemos expresiones que manifiestan esta mentalidad. “Dios ha sido bueno”, expresamos cuando el problema se soluciona. “Él tiene un propósito”, escuchamos de voces bienintencionadas cuando la desgracia nos visita. “El Señor contestó mi oración”, dice aquel que escuchó un “sí” del Cielo.
Pero, ¿qué pasa cuando Dios dice “no”? ¿Acaso no contestó? Es un error de lenguaje suponer que Dios solamente contesta las oraciones a las que dice sí. Significaría también que tiene un oído selectivo y que estamos a la merced de su capricho, no de su amor. Sin embargo, Dios escucha todas las oraciones, independientemente de las palabras adecuadas, las técnicas indicadas o la cantidad de veces que se hagan.
Es más, Dios contesta todas las oraciones.
Porque “no” también es una respuesta.
Una noche antes de morir, Jesús elevó la oración más agónica y dolorosa que se haya escuchado. La angustia era tal que por su frente corrían gotas de sangre. Él, Dios hecho hombre, les pidió apoyo a sus amigos. ¡La debilidad del Omnipotente! Sus palabras nos permiten ver que desea un mañana diferente: “Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras” (Mateo 26:39, LBA).
Jesús recibió una respuesta…
Y Dios dijo “no”.
La oración más importante de toda la historia humana recibió una respuesta negativa.
Algunos sostienen que si las oraciones que tienes atascadas en tu alma no están teniendo la respuesta que esperas, te falta más oración o más santidad o más espiritualidad o más lo que sea. ¿Existe alguien que pueda agregar un más a Jesús? Que no te hagan pensar que la oración y su éxito descansa sobre nuestros hombros. Recuerda que al otro lado de la línea hay una Persona que tiene voluntad y, por lo tanto, el derecho para dar su opinión.
La devoción nunca se ha tratado de cuánto hacemos cambiar a Dios, sino de cuánto nosotros somos transformados por Él. “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Las personas más santas no son las que obtienen un “sí” para todas sus peticiones; son aquellas que, aunque obtengan un “no”, jamás sueltan la mano de su Señor. Lo siguen amando. Sí, es doloroso y agónico, con frecuencia demasiado, pero confían que de alguna manera en ese “no” también se encuentra escondido el reflejo del inagotable amor de Dios.
No sé por qué estés pasando. No sé si has escuchado muchos “no” o “sí” a tus oraciones. Quizás ni siquiera sabes la razón por la cual leíste este artículo hasta aquí, porque tu vida está en un plácido piloto automático. Me alegra. O probablemente estés atravesando la noche oscura del alma, clamando por un cambio. Te entiendo. He transitado el camino del dolor.
Sólo te propongo un pequeño acto de fe al cual aferrarte: Si Dios dice “no”, también lo hace porque es bueno.
¿Cómo? No sé.
¿Lo entenderemos? Probablemente nunca.
Pero hay una certeza: su amor es mucho más profundo que un sí.
Si no me crees, contempla la cruz: el gran “no” de Dios.
©MiguelPulido
Claudia Lobo
Posted at 22:42h, 09 agostoMaravilloso! Gracias Miguel!
Andykaufmantony
Posted at 12:21h, 22 agostoThanks a lot for the article post.Much thanks again. Fantastic.